Ella es Gaena, la elfa que me inspira y me acompaña.

9 de marzo de 2011

La riqueza interna


Si queremos solucionar un problema, debemos enfrentarlo. Si lo
enterramos en el subconsciente tapándolo con alcohol, pastillas o
vicios, saldrá de su escondite tanto consciente como
inconscientemente.
Los problemas, conflictos y desequilibrios que sufrimos en nuestro
interior, deben ser aniquilados para que no salten más de la
oscuridad de nuestra mente. Pero la aniquilación no debe ser otro
conflicto más. Para evitar eso, debemos observar al desequilibrio
como si fuera ajeno.
Todos nuestros problemas surgen de nuestros pensamientos. Es cierto que
hay interacción entre la química cerebral con nuestros estados de
ánimo. Pero la química está en función de los pensamientos y
se altera o se equilibra de acuerdo a ellos. Por ello, para solucionar
definitivamente un conflicto, lo debemos lograr con la aniquilación
de los pensamientos negativos y no con química externa.
Cuando se obtiene el equilibrio mental, el cerebro sana su química e
incluso se potencia más allá de lo "normal". La
aniquilación no se obtiene con esfuerzo; no es producto de oponer un
pensamiento positivo sobre otro negativo. Esto es encender un nuevo
problema. La aniquilación de logra al convertirnos observadores hasta
de nosotros mismos.
Por lo general, cuando un pensamiento negativo nos asalta, no estamos
plenamente conscientes de su origen y nuestra conducta queda bajo el
dominio del desequilibrio. Entonces si queremos evitarlos, debemos estar
conscientes el mayor tiempo posible de todo lo que sucede fuera y dentro
de nosotros mismos. Este estado de alerta debe ocurrir sin que existan
pensamientos en nuestra mente. Así no habrá oposición forzada
al desequilibrio. Sólo habrá percepción sin interpretación y
de esta forma nos convertimos en observadores imparciales sin juicios
subjetivos y sin que nuestra memoria nos imponga sus propias
imágenes.
De esta forma enfrentamos los problemas observándolos desde un
ángulo qué está fuera del campo de acción del desequilibrio.
La conciencia permanente echa luz sobre la oscuridad del conflicto y
éste desaparece. El conflicto es un pensamiento y es una sombra. No
existe si lo enfocamos con la luz de la conciencia. Es reconocer con
frialdad nuestros errores y al no participar de ellos, los problemas se
van solos.
Este es el medio por el cual se despertará en nosotros LA RIQUEZA
OCULTA.

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