Ella es Gaena, la elfa que me inspira y me acompaña.

2 de mayo de 2011

Mas que palabras

Míralas bien. Puede que parezcan palabras. Son ondas de consciencia, que adoptan formas de letras para que tus ojos las reconozcan. Entre espacio y espacio, también hay impulsos de energía, pura, para que tu ser se expanda e ilumine. Vine en tu búsqueda porque sé de lo que eres capaz. Necesito tu ayuda.
Mejor que hablar es accionar. Acompáñame, ya lo hicimos otras veces. Despleguemos nuestras alas, al compás del viento. Volemos así, bien alto. Que tu luz sirva de guía para aquellos que ahora contemplan el cielo, en busca de una señal. Advertí cómo transmutan aquellos ojos tristes. Vamos bien. Tu sonrisa les imprimió un atrayente resplandor, lleno de vida y encanto. No te detengas, sigamos.
¿Ves esas manchas oscuras? Son áreas de inconsciencia. Así se ven los campos vibratorios que ayudamos a sostener cuando la negatividad nos impregna. Estos son los espacios, densos, que oxidan el corazón, para impedirle que se abra y reconozca la degradación y el desequilibrio al que se expone al hombre, de manera sistemática.
Intuiste bien. Este es el sitio donde esparciremos nuestras semillas de luz, para ayudar a que florezca el discernimiento y prospere la esperanza. Antes de soltarlas imprímeles tus mejores intenciones. Que tu alma las recubra con su fe. Proyéctales, también, tu ferviente confianza en un mundo más humano y armónico, donde vivamos celebrando y vibremos en el amor.
Disfruté de nuestro vuelo. Me siento pleno. Mi espíritu sabe que este recuerdo permanecerá, imborrable, en mi memoria. Qué importa si no llegamos a ver los frutos. Nos sobra con la ardiente certeza de saber que, a nuestro modo, sumamos para humanizar la realidad. Te dejo, en este cálido y fuerte abrazo, mi agradecimiento más sincero. Sé que siempre estarás a mi lado, cada vez que venga y te diga… “necesito tu ayuda”.

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