Ella es Gaena, la elfa que me inspira y me acompaña.

20 de agosto de 2011

Meditar

Relajar la mente y el cuerpo, dirigirnos a nuestro interior, encontrar nuestro centro espiritual, lograr un sentimiento de unidad y traerlo al mundo exterior —éste es el proceso de la meditación. Éste es el proceso que nos pone en contacto de nuevo con el Espíritu.

Meditación guiada y no guiada

Principalmente, hay dos maneras de meditar —guiada y no guiada.

En la meditación guiada, quien la dirige dice palabras positivas, edificantes o un sonido repetido. Al meditar, permitimos que nuestras mentes fluyan en reposo silencioso con el sonido o palabra hacia la única fuente, Dios.

En las meditaciones no guiadas, permitimos que nuestros pensamientos fluyan libremente con una idea en particular para alcanzar nuevos niveles de conciencia. Éste es un estado donde recibimos, sin ningún sentido de dirección, nueva información acerca del mundo o de una idea. Otro tipo de meditación no guiada es permitir que nuestras mentes fluyan libremente sin que se introduzca previamente ningún pensamiento o idea.

En la meditación no guiada, a menudo utilizamos símbolos —palabras, ideas, imágenes o frases— como punto de partida para dirigir nuestras mentes. Cuando fluimos con tales símbolos, nuestras mentes revelan nueva información proveniente de fuentes en lo profundo de nuestros seres.

Pasos para la meditación

Toda persona que medita utiliza algunos pasos esenciales en preparación para el proceso meditativo. Ellos son:

Relajación —respiración, visualización y relajación para los ejercicios de meditación.

Concentración —enfoca la mente. Para concentrarnos, podemos utilizar palabras, imágenes mentales o impresas.

Meditación —dejamos que nuestras mentes fluyan libremente. Permitimos que fluyan libremente con algunas ideas, símbolos, colores o palabras diferentes. Podemos hasta cantar pensamientos afirmativos.

Comprensión —unidad en la quietud. Éste es el momento de conciencia con el Espíritu en nosotros. En Unity, llamamos a este tiempo el silencio, pero también hemos llamado el proceso que logra el silencio, el silencio.

Acción de gracias —aceptación de lo que ha ocurrido en el silencio. Al final de cada experiencia de meditación, tomamos tiempo para dar gracias por lo que hemos recibido en guía renovadora, en curación y en una nueva conciencia.

Una vez, quería saber cómo estar segura de que había entrado al silencio. Mi profesor de oración me dijo que cuando sólo están tú, Dios y los mosquitos, has dado el primer paso. Cuando sólo están tú y Dios, te has aquietado. Pero cuando sólo está Dios, has entrado al silencio.

Sugerencias para ayudarte a comenzar

1. No sientas ansiedad ni preocupación por nada que venga a ti. Si te viene alguna imagen, no la reprimas. Obsérvala y déjala ir. Si tienes dificultad en concentrarte, no te esfuerces ni te critiques, dirige de nuevo tus pensamientos errantes a tu centro espiritual.

2. Es bueno pasar por lo menos veinte minutos cada día en meditación. Quizás desees comenzar tu día con una meditación corta y pasar más tiempo en el silencio más tarde. No trates de meditar cerca de las horas de comida o después de comer, porque el proceso de meditación y el de digestión interfieren uno con el otro.

3. Encuentra un lugar callado para sentarte en una posición cómoda. Tu columna debe estar erecta pero no tiesa.

4. Si estás sentado en una silla, coloca las plantas de los pies en el piso. Es mejor no cruzar las piernas; si lo haces, quizás al rato encuentres que es incómodo.

5. Donde coloques tus manos es asunto de preferencia personal. Algunas personas se sientan con las palmas de las manos hacia arriba porque sienten que demuestran receptividad. Otras se sientan con las palmas de las manos sobre las rodillas. Encuentra la posición adecuada para ti.

6. Cierra los ojos para que esto te ayude a aquietar tu mente. Después de que tengas experiencia meditando, puedes tener los ojos abiertos o cerrados, eso no tendrá importancia.

7. Una vez que estés sentado con la columna erecta pero no tiesa, las plantas de los pies sobre el piso, tus manos en la posición que te sea más cómoda y los ojos cerrados, respira profundamente y exhala lentamente.

8. Siente que toda tensión sale según exhalas, luego resume tu respiración normal. Respira de manera natural. Toma conciencia del ritmo de tu respiración y siente cómo éste te calma.

9. Toma otra respiración profunda. Con esta respiración, descansas todavía más al dejarla ir. Permite que toda tención, toda preocupación salga de ti y se aleje, luego resume la respiración normal a medida que continúas relajando todo tu cuerpo. Utiliza el proceso que te sea más útil para descansar más y comenzar tu experiencia de meditación.

Tu meditación debe ser una experiencia creativa. Lo que funciona para una persona puede que no funcione para otra. Sólo tú puedes encontrar lo que funciona mejor para ti.

Hay mucho por lograr y mucho por aprender en el mundo de la meditación, incluyendo paz interna, libertad del estrés y gozo renovado por la vida. Prepárate ahora para un viaje a un mundo que puede ser completamente nuevo, pero un mundo que es creativo y fructífero de muchas maneras.

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